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Avance de 7 días en Japón: Kyoto
Arrancamos este año 2015 con un pequeño avance de lo que será el siguiente vídeo del reportaje 7 días en Japón.
No es más que una pequeña muestra para ir abriendo boca hasta que termine la edición de lo que fueron 48 horas en la antigua capital nipona. En este trailer podrás ver alguna de las localizaciones que visitamos y comprobar que el tono va a ser similar al primero que grabamos en Osaka.
Mercado Kuromon – Osaka [Videoguía]
Hoy daremos una vuelta por el Mercado Kuromon, en Osaka.
Pegado al barrio tecnológico, Nipponbashi Den Den Town, el Akihabara de Osaka, se encuentra un interesante mercado que no puedes perderte en tu próxima visita a la ciudad.
Kuromon ichiba, abrió sus puertas hace unos 170 años, y desde entonces no ha dejado de suministrar alimentos a restaurantes y familias que se acercan a sus más de 150 tiendas para llenar sus despensas.
El nombre kuromon – literalmente «puerta negra»- lo recibe de la puerta de dicho color que había que atravesar para acceder a sus inmediaciones. A día de hoy, esa puerta ya no existe pero sigue conservando su nombre.
¿Fantasmas en el monte Rokkō?
Tradicionalmente en Japón está socialmente aceptada la creencia en los fantasmas. No en vano esta forma de pensamiento parte de la premisa de que en el Shintoismo, los kami o espíritus de la naturaleza nos rodean y conviven con nosotros.
Por ello no es raro que, en una conversación informal, muchos japoneses afirmen sin titubear que en tal o cual sitio se manifiestan apariciones fantasmales.
Uno de los puntos calientes de la región de Kansai, en general y de Kobe, en particular, es el Venus Bridge en el monte Rokkō.
Basta charlar unos minutos con un taxista cualquiera de la ciudad para que te cuente con detalle todo lo que rodea a este misterioso e inquietante lugar. Te contará algo que no aparece en las guías turísticas, que este lugar es el elegido por muchos suicidas para despedirse de nosotros.
Sakura en Osaka 2013
Los cerezos se cubren de algodón de azúcar, los niños corren, los amigos sonríen.
El hanami 花見 (literalmente «mirar las flores») es todo un acontecimiento en el país nipón. Se viene celebrando desde el periodo Nara (710-794), cuando los vecinos de las diferentes localidades ya se reunían para admirar los ciruelos (ume). Aunque se tenga constancia escrita de este concepto como lo entendemos hoy día, el ser humano lleva admirando la naturaleza y la belleza de las flores desde el principio de los tiempos, más aún cuando no existía internet y algo había que hacer. La idea es quedar con los amigos, compañeros de trabajo, pareja, familia para hacer un picnic bajo estos preciosos árboles. En casi todas las ciudades o pueblos japoneses abundan los cerezos y es fácil encontrarse con alguno en cualquier parque, escuela o jardín público, así que te puedes imaginar el ambiente que se vive durante estas dos semanas que dura el florecimiento de los sakura 桜 («cerezo»).
Kuidaore Taro, entre Wally y el muñeco diabólico
No voy a dar como primicia que Japón es un país muy especial.
Es difícil no sorprenderse a diario con la cantidad de detalles, situaciones o comportamientos que serían impensables ya no sólo en España, sino en cualquier otro país del mundo.
Algunas veces estas particularidades me sacan de quicio, especialmente las que tienen que ver con la cultura del «cabecicubismo»- leáse el fantástico tebeo de Super López – pero por lo general, todos estos detalles hacen del país nipón un lugar muy interesante y sorprendente.
Igual de sorprendentes son algunos iconos populares que, debido al caracter conservador del país siguen en pie muchos años después – no en vano las empresas más longevas están aquí. Algunas veces estos elementos siguen siendo muy entrañables y dignos de ser vistos, como el famoso corredor de Glico, por ejemplo, pero otras veces, y siempre en mi opinión, no han resistido demasiado bien el paso del tiempo.
Glico y el corredor de los 300 metros
Osaka es conocida por la calidez de la gente, por su sentido del humor y sus cómicos o por la pasión que sienten sus habitantes por la gastronomía. De hecho algunos de los platos más característicos de la cocina japonesa, dentro del grupo konamon 粉もん – «cosas hechas de harina»- como el takoyaki o el okonomiyaki son originarios de la ciudad, con el permiso de otras ciudades como Hiroshima.
A pesar de que, a diferencia de otras urbes como Kyoto o Tokyo, la ciudad no tiene demasiados puntos de interés turístico – a simple vista – sí que dispone de algunos elementos que la hacen reconocible en todo el país. Algunos de estos símbolos son su famoso castillo – reconstruido finalmente en 1997 tras diferentes acontecimientos bélicos e infortunios como la caída de un rayo en 1665 – la curiosa torre Tsūtenkaku en Shinsekai, el cangrejo gigante del restaurante Kani Doraku en Dōtonbori o el Aquarium Kaiyukan.
Cualquiera de estos ejemplos podría representar perfectamente a Osaka pero la verdad es que el primer lugar donde se dirige el turista y el objetivo número de las cámaras fotográficas es un cartel publicitario.
Blanca Shirakawa
De entre todos las estampas japonesas, son las invernales las que más me llaman la atención.
La pureza del blanco liga fantásticamente bien con el espíritu tradicional y minimalista de la cultura japonesa, y en la localidad de Shirakawa la belleza y sencillez de este paisaje – atemporal desde la distancia- por un momento hace olvidar a la multitud y a los autobuses turísticos.
Todavía me lamento del poco tiempo que tuvimos para disfrutar de nuestra visita – unos miserables 60 minutos – debido a que esta excursión estaba incluída en un rígido pack turístico que nos había regalado la madre de mi mujer. Viajar por Japón no es nada barato, especialmente si uno es residente y no dispone de un Japan Rail Pass, por lo que estos detalles familiares son muy bienvenidos. Un día de estos hablaré de como son estos paquetes turísticos para japoneses porque no tienen desperdicio.