Un año y medio después hemos decidido hacer las maletas, apilar los trastos y marcharnos a Kobe a vivir, una ciudad mucho más tranquila y limpia.

Igual te estarás preguntando “pero, ¿no decías que Osaka molaba más? 

Sigo manteniendo que Osaka es una ciudad muy interesante, peculiar y sigo defendiendo aquel post que no era más que mi ataque al “tokiocentrismo” y a la falsa concepción del turista de que todo Japón es  como Tokyo, pero en este momento de nuestra vida necesitábamos mover ficha y mudarnos a una ciudad más familiar y agradable, y a tan sólo veinte minutos, pero ¿por qué?

Asami está embarazada de cinco meses.

Desde que llegamos a Japón, mi señora- nativa de Kobe- siempre ha estado barriendo para casa, intentando convencerme de que Kobe es mejor lugar para vivir. En un primer momento, la idea era vivir allí, y de hecho, fuimos a una agencia inmobiliaria y estuvimos viendo diferentes apartamentos. No nos acabó de convencer, y entonces fui yo el que presioné para que nos marchásemos a Osaka, argumentando que en para un extranjero recién llegado, con un japonés muy básico, quizás sería más sencillo encontrar trabajo en una ciudad más grande y a priori con más oportunidades. Elegimos Namba por su carácter 便利 – conveniente- cerca de todo, con una gran oferta de ocio, mucho más animada y creo que no nos equivocamos en absoluto. Ahora bien,  Namba – como sabrás bien si leíste el post sobre la ciudad más peligrosa de Japón– queda muy cerca de las zonas más humildes de la ciudad y por ello, es donde se concentra la delincuencia – que es más bien poca- la gente con poca educación, suciedad, ruido. Comparado con cualquier ciudad española- o de otros países- puede parecer una tontería pero créeme, te acostumbras muy rápido a lo bueno y cuando llevas un tiempo aquí aprecias todas estas diferencias entre unas zonas y otras.  Ocurre lo mismo con las escuelas de la zona, llenas de niños problemáticos, “pseudo-criminales” a la japonesa, en definitiva, mucho やんきー – lo que en España conoceríamos como chungos, dicho deprisa y mal.

En un principio, una vez nos enteramos de la gran noticia, tampoco te creas que me hacía demasiada gracia irme a Kobe. Suponía estar a 40 minutos de donde vivimos ahora – o 20 minutos de la estación de Osaka- haciendo mis desplazamientos a las diferentes escuelas un poco más largos y consumiendo más espacio de mi tiempo libre. Así que empezamos a buscar piso en otras zonas mucho más recomendables pero dentro de Osaka.  Aquí ya sabes que a la hora de mudarte de piso y alquilar has de pasar por inmobiliaria sí o sí y dejarte un pastizal, por lo que hay que pensarse muy bien donde quieres dormir tus próximos años. Nos decidimos por Toyonaka, cerca de la estación de Senrichuô, una de las zonas de moda y preferida por los ciudadanos de Osaka para residir. Tras ver unos cuantos apartamentos, encontramos uno que no estaba mal, pero se nos quedaba un poco justo- 50 metros cuadrados- y lo peor de todo, pedían mucho dinero absurdo- injustificable- a lo que había que añadir un 25% más de alquiler de lo que pagamos ahora. Lo pensamos concienzudamente y fui yo mismo el que le dije a mi mujer ¿por qué no probamos en mirar algo en Kobe antes de tomar una decisión?

Independientemente de que la capital de Hyôgo está en todos los tops de las ciudades preferidas por los japoneses para residir, contábamos con el gran valor añadido de tener a los -futuros- abuelos maternos muy cerca de casa, y eso, siendo papás amateur, era muy atractivo. 

Afortunadamente encontramos -a priori- un buen apartamento. El alquiler era exactamente lo mismo que pagamos ahora- 60.000 yenes- con unos 70 o 75 metros cuadrados incluyendo una terraza con vistas al monte Rokko, que no venía en los planos pero que es nuestra por contrato. Aquí se aprecia el poco cariño que le tienen los japoneses al sol. El piso, está recién renovado y queda a unos quince minutos de la estación JR más cercana y a cinco de la línea Hanshin.

Como es costumbre aquí en Japón, y que ya te conté cuando nos mudamos a Osaka, tuvimos que desenvolver una cantidad nada despreciable de dinero para mudarnos, además del dinero que se llevó la agencia, unos 40.000 yenes, hay que añadir seguros varios, y lo peor de todo, 250.000 yenes, que se dice pronto, para el dueño del piso. En un principio, cuando llegué a Japón me propuse no pasar por el aro y no pagar estos abusos que se repiten muy a menudo, pero cuando investigas un poco te das cuenta que al final acabas pagando de una forma u otra, si el dueño no se lleva dinero, el alquiler será más alto y viceversa. Así que si estamos al menos dos o tres años en este apartamento, amortizaremos el gasto ya que el alquiler es bastante bajo teniendo en cuenta la zona, el estado y los metros cuadrados.

Llevamos una semana aquí, y aunque todavía quedan muchas cosas por hacer y por instalar, las sensaciones son buenas. El barrio es muy tranquilo y silencioso, el piso es luminoso y fresco – fundamental para el verano japonés, y además tenemos mucha zona verde para salir con Jules y con el futuro niño.

En el video – que tienes ahí arriba- te enseño un poco el apartamento, el barrio y te cuento un par de tonterías más.

Espero que te guste.

Nota: Disculpa por las gotas de lluvia en la lente, ¡no me di cuenta cuando grababa!