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En el lado más oscuro de Tokio. Entrevista con Alfonso Asensio
M. trabaja en Tokio como luchador en peleas ilegales organizadas por la mafia japonesa Yakuza. Su mundo es uno de veladas nocturnas, clubs y dinero fácil que recorre a golpes bajo los neones de Shinjuku, Shibuya y Roppongi.
Cuando el statu quo de la organización criminal para la que trabaja cambia, M. se ve atrapado en una peligrosa huida para mantenerse vivo que le llevará de los callejones de Tokio, a las avenidas de Singapur y las junglas de Malasia.
Así de interesante resulta la sinopsis de Kakutogi Barrio, novela de Alfonso Asensio que he tenido el gusto de leer y que te recomiendo sin ningún tipo de dudas. El autor, un español afincado en Tokio con un amplio currículo profesional y un interesante recorrido en el mundo de las artes marciales que tú mismo podrás comprobar en la entrevista que sigue a estas líneas.
El crimen y la crónica negra japonesa
La mayoría de vosotros no sabréis, alguno puede que intuya, que soy un gran aficionado a la crónica negra. Apasionado del cine detectivesco, la novela negra, la literatura pulp, que por supuesto se basan en sucesos ocurridos en la vida real ( que muchas veces supera a la ficción). Tanta es mi afición por estos temas que llegué a plantearme estudiar una segunda titulación universitaria en psicología, no para ejercer, sino para entender un poco más la mente humana y explorar los motivos del asesino, el leitmotif de acciones tan inhumanas e inexplicables.
Japón tiene fama de ser uno de los países más seguros del mundo, al menos a nivel criminal, porque por todos es sabido que no es el mejor lugar para residir tranquilo. Terremotos ( con sus correspondientes tsunamis) están a la orden del día, el monte Fuji amenaza con erupcionar el día menos pensado, y los niveles de radiación siguen siendo, relativamente, preocupantes. Aún así, el ciudadano vive su día a día de forma segura.
Tan segura que es capaz de dejar bicicletas sin atar en la puerta de casa ( aunque en algunos barrios de las grandes ciudades ya no se puede hacer), tomarse un café sólo en un bar, ir al baño y dejar el portátil y el bolso sobre la mesa o consultar un plano con la tranquilidad de que nadie va a robar tus maletas. Esto es así. Lo es tanto que en muchísimos establecimientos, incluso de grandes marcas internacionales, no hay ningún sistema de alarma, para alegría de los chorizos, que no deben de ser tantos cuando se sigue permitiendo esto. Me consta que a muchos extranjeros cuando visitan Japón les cuesta resistir la tentación.
Como empezáis a sospechar, no soy uno de esos apasionados de Japón, ciegos , que ve la realidad con cristalitos rosas puestos. Este país tiene cosas muy buenas, pero no todo es fiesta.