El crimen y la crónica negra japonesa

La mayoría de vosotros no sabréis, alguno puede que intuya, que soy un gran aficionado a la crónica negra. Apasionado del cine detectivesco, la novela negra, la literatura pulp, que por supuesto se basan en sucesos ocurridos en la vida real ( que muchas veces supera a la ficción). Tanta es mi afición por estos temas que llegué a plantearme estudiar una segunda titulación universitaria en psicología, no para ejercer, sino para entender un poco más la mente humana y explorar los motivos del asesino, el leitmotif de acciones tan inhumanas e inexplicables.

Japón tiene fama de ser uno de los países más seguros del mundo, al menos a nivel criminal, porque por todos es sabido que no es el mejor lugar para residir tranquilo. Terremotos ( con sus correspondientes tsunamis) están a la orden del día, el monte Fuji amenaza con erupcionar el día menos pensado, y los niveles de radiación siguen siendo, relativamente, preocupantes. Aún así, el ciudadano vive su día a día de forma segura.

Tan segura que es capaz de dejar bicicletas sin atar en la puerta de casa ( aunque en algunos barrios de las grandes ciudades ya no se puede hacer), tomarse un café sólo en un bar, ir al baño y dejar el portátil y el bolso sobre la mesa o consultar un plano con la tranquilidad de que nadie va a robar tus maletas. Esto es así. Lo es tanto que en muchísimos establecimientos, incluso de grandes marcas internacionales, no hay ningún sistema de alarma, para alegría de los chorizos, que no deben de ser tantos cuando se sigue permitiendo esto. Me consta que a muchos extranjeros cuando visitan Japón les cuesta resistir la tentación.

Como empezáis a sospechar, no soy uno de esos apasionados de Japón, ciegos , que ve la realidad con cristalitos rosas puestos. Este país tiene cosas muy buenas, pero no todo es fiesta.

Aunque es verdad que hay muy poco crimen en Japón, hay una serie de comportamientos que si no son crímenes de facto, son crímenes potenciales. Y muy chungos.

En memoría de las víctimas de la masacre de Akihabara

Te hablo por ejemplo de la figura del «stalker» o acechador, especialmente en Tokio, que tantas veces habréis visto en películas, mangas o animes. Todo hijo de vecino tiene alguna familiar, amiga, hija que ha sufrido uno de estos lamentables «incidentes». Estos personajes  se dedican «únicamente» a perseguir a chicas de forma clandestina, tomando fotos de ellas, intentando conseguir algún «trofeo» (normalmente prenda) para su pequeño santuario, y en el peor de los casos, llegar más lejos todavía e invadir su propiedad, cosa que puede terminar muy mal. Afortunadamente, el mayor número de casos se quedan en episodios de persecución más o menos inocentes. Como dirían en japonés:  kimochi warui ( qué asco).

Otro día te hablaré de los llamados chikan (mencionados en la entrada sobre Ligar en Japón) que se dedican a toquetear chicas en los trenes, aunque la señal posterior de la foto advierte que no sólo «ejercen» en los vagones. Alguno de vosotros pensará «va, David, que no es para tanto, todos hemos tocado algún culo en la discoteca alguna vez» No señor, te hablo de chicas traumatizadas y en tratamiento psicológico porque un monstruo, no tiene otro nombre, se ha dedicado a – aviso para menores-  meter los dedos a una pobre niña, que a lo mejor no tenía ningún tipo de experiencia sexual en ese momento.

Cuidado si caminas por la noche, no sólo hay «chikan» en el tren…

Abusos escolares, casos de «bullying» por parte de alumnos o profesores que tienen las manos muy largas. Normalmente no ocurre nada fuera de lo «normal» pero es un tema recurrente y en boca de muchos. No sé hasta que punto es normal este tipo de comportamiento, pero últimamente veo muchos casos publicados en la prensa japonesa.

No quiero hablar aquí del suicidio, tema que por desgracia he vivido de cerca y de forma muy personal, porque aunque sea un «crimen» contra uno mismo, no entra en la clasificación de agresiones contra los demás. Sólo diré que es un tema muy preocupante, ya que supera la cifra de 30.000 personas al año en 14 años consecutivos. Si me animo, un día de estos me lanzaré a opinar sobre este tema, que aunque muy delicado, creo que tengo de información contrastada suficiente para intentar explicar un poco el fenómeno.

Me dejo para el final el eje central de la delincuencia en Japón, tema demasiado complejo para tratar aquí hoy. La Yakuza. Una de las mafias más activas ( con más de 100.000 miembros) y autores de numerosas estafas, trata de blancas y prostitución ( son los dueños de numerosos locales de alterne), contrabando, narcotráfico. Rara vez el ciudadano de a pie se ve afectado, salvo casos excepcionales como lo que le pasó al padre político de mi mujer que le apuñalaron por la calle pensando que era de un clan rival. No murió. Un día hablaré de él, es taxista y le ha pasado de todo.

Esto es lo que tiene Japón, un país maravilloso, seguro y que te hace sentir libre, pero con una segunda capa oscura, negra que en ocasiones sale a la superficie. Y cuando sale…

Cuando un crimen nipón llega a los noticiarios internacionales,es porque algo muy gordo ha pasado.

Crímenes como el del asesino de Kobe en 1997, un niño de 14 años que asesinó a otros dos críos, llegando a dejar la cabeza decapitada de uno de ellos en la puerta de la escuela y enviando cartas a la policia y a la prensa escrita al más puro estilo del asesino del zodíaco. Actualmente está en la calle, consiguió su libertad,  sorprendentemente, con 21 años de edad. Parece que la ley del menor aquí tampoco funciona demasiado bien.

Seguro que también os acordaréis del ataque con gas sarín en Tokio en el 95, llevado a cabo por el grupo Aum Shinrikyo, que supuso la muerte de 13 personas, o de la reciente masacre de Akihabara, que con la ayuda de un camión y un cuchillo, un individuo acabó con la vida de 7 personas inocentes que no conocía de nada. Un perfecto ejemplo de crimen desorganizado. Kato Tomohiro fue condenado a muerte en 2011. Por otra parte, el fundador del grupo terrorista, Shogo Asahara, en la portada de la revista Time, también espera tranquilamente en una prisión japonesa su ahorcamiento.

No son tantos los casos, especialmente si comparamos con países como Estados Unidos, que tantos asesinos en serie «han regalado» a la historia de la humanidad, pero en Japón cuando la botella revienta puede salpicar a mucha gente.

Shogo Asahara y el ataque con gas sarín en Tokio

Hay más historias impactantes, que traspasaron fronteras, como la masacre de Tsuyama, el incidente de Asama-Sanso, el incidente Matsumoto, el club de violación Super Free Rape Club, el envenenamiento de curry de Wakayama. Si tenéis curiosidad podéis curiosear en google, no hay demasiada información en español, pero algo encontraréis.

Sé que no es un tema agradable, pero espero que os haya resultado interesante.

En breve comenzaré un proyecto que se desarrolla lentamente, pero que lleva mucho cariño dentro de él, Sucedió en Japón, una serie de relatos negros inspirados por la realidad que podréis seguir en mi blog próximamente.

Me despido, que en la ventana de en frente estoy viendo a un tipo con prismáticos que no me hace demasiada gracia… Mata ne!

    • Creativo en Japón

      ¡El mejor de los halagos! Me alegro de que te haya gustado 🙂 Si te gustan estos temas seguro que te parecerá interesante la sección de Sucedió en Japón que arrancaré cuando saque un poco más de tiempo. Tengo un relato a medio acabar y no pinta mal…

  1. Neko Ice

    Que casualidad, el otro día estaba pensando sobre esto. Creo que fue hace unos tres o cuatro días cuando escuche en la radio dos nuevas condenas de muerte en Japón: un ladrón y asesino y una mujer que mato a unas cuantas personas en ritos satánicos o algo así. Muy interesante, sigo esperando esos relatos! ÁNIMO

    • Creativo en Japón

      Muchas gracias! me alegro de que te haya resultado interesante 🙂 A ver si es verdad y termino el primer relato, soy demasiado perfeccionista y amateur total escribiendo relatos, así que va despaaaacitoooo

  2. mrzombie0

    ¡Excelente entrada hermano! No tiene mucho que sigo tu blog pero aun así me parece fantástico. Me gusta que tu y tu blog sean nuestros ojos sobre la vida, costumbres y cultura en Japon. ¡Te deseo la mejor de las suertes!

    • Creativo en Japón

      sin duda, Japón es uno de los países más seguros del mundo. Alguna vez a alguno se le va la cabeza, pero de normal no suele ocurrir grandes incidentes. Buff, en algunas partes realmente hay que ir con mucho cuidado…

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