En el lado más oscuro de Tokio. Entrevista con Alfonso Asensio

Kakutogi barrio blog final

M. trabaja en Tokio como luchador en peleas ilegales organizadas por la mafia japonesa Yakuza. Su mundo es uno de veladas nocturnas, clubs y dinero fácil que recorre a golpes bajo los neones de Shinjuku, Shibuya y Roppongi.
Cuando el statu quo de la organización criminal para la que trabaja cambia, M. se ve atrapado en una peligrosa huida para mantenerse vivo que le llevará de los callejones de Tokio, a las avenidas de Singapur y las junglas de Malasia.

Así de interesante resulta la sinopsis de Kakutogi Barrio, novela de Alfonso Asensio que he tenido el gusto de leer y que te recomiendo sin ningún tipo de dudas. El autor, un español afincado en Tokio con un amplio currículo profesional y un interesante recorrido en el mundo de las artes marciales que tú mismo podrás comprobar en la entrevista que sigue a estas líneas.

Pregunta – Kakutogi Barrio es una novela muy completa en el sentido que, en mi opinión, toca diferentes géneros: novela de aventuras, novela negra, por momentos casi parece una novela policíaca o incluso tiene toques de costumbrista en la parte que transcurre en España. ¿Cuáles fueron tus referencias a la hora de escribir tu novela?

Respuesta – La novela nació de dos frustraciones.
La primera fue un desengaño amoroso, como resultado y aunque llevaba años en el mundo de las artes marciales, me metí en una vorágine de peleas y entrenamiento para superarlo. De esa época salí con el cuerpo apaleado pero el espíritu más tranquilo (aunque no recomiendo esta particular terapia para un corazón roto).
La segunda deriva de una época que pasé fuera de Tokio. Me hizo darme cuenta de cuanto añoraba la ciudad y me dio la motivación necesaria para poner en papel las ideas que me rondaban hacía tiempo por la cabeza.
El resto de los elementos (el barrio, Irlanda, Singapur) fueron cayendo en su sitio según escribía.

P. – Como comentas, has recorrido un largo camino practicando artes marciales – eres campeón de España de Kick Boxing Semi Contact y subcampeón de Japón de Knockdown Karate-  supongo que habrá mucho de ti en esta novela ¿Cuánto de autobiográfico hay en Kakutogi Barrio? ¿Cuánto de Alfonso hay en M. ?

R. – (Riendo) Sí puedo decirte que M. es más interesante de lo que yo soy.
Pero sí, he dragado mis experiencias para incorporarlas al libro. Como el protagonista, me he perdido en las junglas de Malasia, he subido por la cordillera del Everest en Nepal y he dado algunos puñetazos en los sótanos de Tokio.
El recorrido que M. hace hasta llegar a Japón copia el que hice yo en su día, por suerte no me vi metido en los problemas que él tiene.

El autor en su vertiente deportiva y ejecutiva

El autor en su vertiente deportiva y ejecutiva

P. –  Ese trayecto que hace M. es muy cinematográfico pero hay una cosa que me ha llamado la atención. Si Kakutogi Barrio fuera una película seguramente los personajes españoles (Dani, Ramón y compañía) no serían actores profesionales, sino que serían chicos de barrio de la periferia de alguna gran ciudad elegidos para interpretarse así mismos. Son demasiado reales para ser profesionales. Sin querer entrometerme demasiado, ¿conociste a algún Dani?

R. – Muchos personajes son una amalgama de varias personas. Ian, el carismático boxeador irlandés, es una mezcla de un abogado americano y un luchador japonés que conocí peleando en Tokio. Ramón es una versión infantil de dos amigos cercanos.

Es difícil reflejar directamente a una persona real porque la trama me pedía ciertos comportamientos que pueden no ser los que yo haya visto y necesitaba imaginar. Si el lector siente que los personajes aparecen en la página como personas reales entonces he cumplido mi cometido como escritor.

Dani, curiosamente, fue moldeado a partir de una sola persona y su descripción corresponde a lo que aparece en el libro. Me causó una gran impresión siendo niño pero perdí su pista y nunca he sabido qué fue de él.

P. – Por esa misma regla de tres, podría ser que únicamente buscaras un marco adecuado para el protagonista pero también supongo que en la parte de la Manzana 40 hay espacio para la nostalgia. Hablas de muchos productos audiovisuales, muchos de ellos relacionados con las artes marciales o con China y Japón ¿Qué producciones- tanto de cine, animación, TV- te marcaron cuando eras pequeño? ¿Te gustaba el manga o el anime?

R. – Sin duda la nostalgia era algo que quería reflejar en la novela. Todos quedamos ligados a lo que vemos durante la niñez (sobre todo en aquella época de los 80 con solo dos canales en televisión). Como el protagonista del libro, me nutrí de producciones baratas asiáticas en cines de sesión contínua y matiné que sirvieron para hacerme ver que había un mundo grande ahí fuera, más allá del barrio y de la España convulsa de aquella época.

Cuando la avalancha de anime llegó en los tardíos 80 y principio de los 90, me vi completamente fascinado por ello. La dinámica narrativa era completamente diferente a lo que conocía, ¿dibujos animados violentos? Era algo que no podía haber imaginado. Antes de Dragon Ball, Akira o los comics de El lobo solitario y su cachorro, me influyeron dos series más antiguas, Shogun y una vieja producción japonesa llamada La frontera azul apenas conocida.

Curiosamente, cuanto más he vivido en Japón más he perdido interés en el manga y el anime. Trabajé diez años con las empresas japonesas de entretenimiento Sega y Bandai, manejando Propiedades Intelectuales como One piece, Caballeros del zodiaco, Pokemon, Ryu ga gotoku, Evangelion, etc y el género acabó por perder su magia.
Visitar el Tokyo Game show, el Anime Fair, el salón del Manga, todo era parte de mi trabajo y significaba muchas horas de pie, largas reuniones y llegar muy tarde a casa.

La megalópolis

Tokio. La megalópolis

P.- Con tanto dato y con tantas localizaciones imagino que el proceso de documentación habrá sido concienzudo. De hecho terminas la novela con unas notas que te dejan descolocado. Me refiero a la que dice que “Las patadas y puñetazos tienen los efectos descritos. He dado o recibido la mayoría de ellos” ¿Hasta donde llega tu experiencia en este sentido?

R.- (Riendo) En Japón las peleas callejeras son ilegales, no puedo poner por escrito que me haya visto metido en alguna…

Hablando en serio, comencé a practicar artes marciales siendo niño, hace unos 30 años. Mi principal foco ha sido Kick Boxing pero he probado otros estilos como kung fu (wu shu), karate, judo, boxeo, eskrima kali, kendo, jiu jitsu y he competido en muchas veladas. También he tenido algunas golpes memorables, Vicente Eguskiza, siete veces campeón del mundo de kick boxing, me noqueó entrenando cuando yo era un chaval de un golpe en el hígado que todavía recuerdo. Morten Ruben, ese rubio gigantesco que aparece en Torrente 2, me dio un puñetazo guanteando en Marbella que me hizo saltar el protector bucal.

Pero lo que me apasiona es el auto-descubrimiento que viene con la confrontación violenta. Igual que un corredor de maratón que necesita luchar consigo mismo para llegar al final de la carrera, mi experiencia es que en un combate, más que contra tu adversario luchas contra tus propias limitaciones y eso te dice mucho (tanto lo bueno como lo malo) sobre qué clase de persona eres.

Uno de los objetivos del libro es arrojar un poco de luz sobre esto. Todos hemos visto Karate Kid y Rocky, son estupendas piezas narrativas pero han creado mucha distorsión en torno a qué es una pelea. Mucha gente ignora hasta qué punto la adrenalina y el nerviosismo hacen que sea difícil acertar un puñetazo, o que el entrenamiento y la habilidad son muy importantes, pero la mayor ventaja en un combate viene de tu peso y volumen.

Culturalmente, cada país se expresa en las formas de pelear que produce. La biomecánica humana está muy definida, tenemos dos piernas, dos brazos, dos codos, hay un número limitado de golpes que puedes lanzar. Y sin embargo, un maestro chino te dirá que hay que golpear con los nudillos inferiores del puño mientras que uno japonés dice que con los nudillos superiores.

Lo que sí he aprendido es que, en mi experiencia, no existen golpes secretos ni técnicas marciales invencibles, solo esfuerzo y entrenamiento.

P.- Kakutogi es la palabra japonesa que se utiliza para referirse a las artes marciales o deportes de combate, y ciertamente, es una pieza importante dentro del argumento de la novela. Tengo curiosidad acerca del origen del título, ¿por qué Kakutogi Barrio?

R.- Quise escapar del título Kakutogi Barrio (“demasiado obtuso” me decía) y buscar algo más comercial pero me fue imposible, la novela me dictó cómo quería llamarse casi desde el principio.

Mi idea era reflejar los dos mundos que influencian al protagonista; por un lado el escenario de su infancia (Barrio), por otro Japón y el entorno violento en el que se mueve en su época de adulto (Kakutogi).

Shinjuku

La noche en Shinjuku

P.- Justo en esa etapa que transcurre en Tokio el protagonista habla del doble aislamiento que sufre un extranjero, por el idioma y por el retroceso que te vuelve de nuevo analfabeto. Yo personalmente sufro esta impotencia de saber más de lo que soy capaz de expresar, y teniendo en cuenta que el nivel cultural lo marca el idioma,  esto es un problema. ¿Alfonso Asensio también ha pasado por ese aislamiento?

R.- Desde luego. Japón es un lugar frustrante y el japonés un idioma muy ingrato en ese sentido. Cuesta mucho aprenderlo a un nivel de verdadera comunicación (no cuentan las adulaciones de “¡qué bien hablas japonés!” que todos los extranjeros hemos recibido en fiestas e izakayas) y luego, se pierde a un ritmo espeluznante si no lo usas.

Yo tuve la suerte de pasar los tres primeros años en la universidad en Japón estudiándolo, eso me dio una sólida base que ahora utilizo en el día a día de mi trabajo pero nunca subestimo la complejidad del idioma japonés.

Una de las dificultades del libro fue cómo presentar en forma escrita y en castellano a diferentes personajes hablando en japonés, inglés y chino. ¿Cómo reflejo ese remolino de idiomas que vivir en Tokio supone para el residente extranjero? Finalmente opté por intercalar palabras y explicaciones entre paréntesis manteniendo la grafía de los ideogramas kanji japoneses y esperar que la colaboración del lector imagine a los personajes hablando ahora en japonés en una página, ahora en inglés en otra.

P.-  Es indudable que la fascinación y la frustración son enormes, pero también el desconocimiento que existe sobre ese lado oscuro que tiene Japón, especialmente acerca de sus mafias y sus negocios turbios. ¿La Yakuza sigue teniendo importancia en este país? ¿Siguen organizando este circuito de peleas ilegales que aparece en la novela?

R.- En el libro elegí la trama de las peleas ilegales para darle dinamismo a la historia pero creo que lo más preocupante de las actividades criminales en Japón no son negocios tan obvios sino éste. Es el beneficio que los grupos criminales sacan de contratos de construcción y otras actividades más difíciles de identificar.

Ya existen cálculos sobre qué porcentaje del dinero que se invertirá en construcción e infraestructura para los juegos olímpicos de 2020 irá a parar a los bolsillos de la yakuza. En mi opinión, es esa connivencia entre infraestructura gubernamental, grandes conglomerados empresariales y los clanes de crimen organizado lo que lastra a Japón.

P.- Muy interesante lo que comentas. Voy a ir cerrando esta pequeña charla con una pregunta muy abierta y que me puedes contestar si te apetece. Teniendo en cuenta que el 100% del contenido de mi blog tiene que ver con Japón, y doy por supuesto que quien lo sigue es porque le interesa este país y su cultura ¿Por qué recomendarías Kakutogi Barrio a todos estos potenciales lectores?

R.- Antes de llegar por primera vez a Japón me era imposible imaginar la vida cotidiana en este país. ¿Iba la gente a bares, a la playa, a los parques? ¿Cómo eran las conversaciones del día a día, las relaciones sentimentales? Aunque hoy día el acceso a la información es más sencillo, creo que esto aún ocurre. Cuando intenté leer libros sobre el tema, me encontraba frustrado con tópicos recurrentes: campos de arroz, ancianos venerables, calles abarrotadas, etc. Muchas novelas y películas sobre Tokio en particular han sido realizadas por personas que no han pasado el suficiente tiempo aquí y creo que eso resiente la historia, solo muestran los rascacielos de Shinjuku, los neones de Shibuya. Tokio es más que eso.

La trama de novela negra en Kakutogi Barrio es en realidad una excusa para mantener al lector interesado, mientras intento dar una visión del Japón cotidiano, sus barrios, su ritmo, su gente y el papel (con todo lo bueno y todo lo malo) que un extranjero ocupa en una megalópolis como Tokio.

Si lo he conseguido o no, debe juzgarlo el lector.

Mi intención es que la novela sea a primera de una serie de historias, no necesariamente con los mismos personajes pero con la característica en común de explorar la dimensión oculta de Asia, los callejones traseros, los lugares menos visitados.

Enlaces

Puedes visitar la página web de Alfonso Asensio si pinchas aquí.
También puedes comprar el libro en formato físico o en formato digital.

  1. dececon

    Interesantísima entrevista. No había oido hablar de este libro, pero ha despertado mi curiosidad tanto el libro como el autor.

  2. Arlenne Tegoshige

    Hace poco encontré tu blog pero me enamore de todo lo que escribes ♡ ahora quiero ir a Osaka en lugar de Tokyo
    Esta novela se me hizo muy interesante, a ver si aquí en México lo consigo pero de que la leo la leo.

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