Yaki Banana Sensei

Kodansha

En cierta forma, siempre me ha interesado la enseñanza.

Cuando uno es pequeño las grandes verdades, salvo excepciones, no son demasiado cuestionadas. Me explico.

Los niños -afortunadamente y aunque le pese a algunos- hacen muchas preguntas, son una esponja de conocimiento, pero los grandes temas son incuestionables.

Los padres son la ley, una especie de superhéroe casero, Santa Claus y los payasos, lejos de dar risa, dan mucho miedo y, aunque muchas veces no nos interese lo más mínimo, todo lo que dice la televisión y el profesor, es verdad.

Al crecer y madurar, uno se da cuenta de que todo es relativo, de que tu padre no tiene tanta fuerza o de que muchas de las cosas que se dicen en las aulas no son verdad. En algunos casos, opiniones y en otras informaciones totalmente equivocadas, bien porque el conocimiento avanza demasiado rápido, bien por incompetencia del profesorado.

Quizá esa fue una de las razones por las que decidí preparar el CAP- Certificado de Aptitud Pedagógica.

Mi vocación iba por otro lado pero era una buena oportunidad de tener una pequeña puerta abierta a la enseñanza, a recordar aciertos o desaciertos de viejos profesores.

Obtuve el título en compañía de uno de mis mejores amigos el, si no me equivoco, último año en el que te podías convertir en profesor prácticamente sin despeinarte.

El único requisito era acudir a todas las clases teóricas y cuando llegase el momento, hablar con la profesora- o profesor- que te habían adjudicado y decirle que por motivos laborales te era imposible acudir a las clases prácticas. Esto para ella era una bendición, ya que bastante difícil es dirigir una clase de niños en plena efervescencia hormonal para meterse a supervisar a un pimpollo adicional. Se firmaba un papel y listo.

Con esta flamante experiencia docente,  de una clase presencial- batalla campal de instituto- y unos meses de teoría más o menos innecesaria, me soltaron a los leones.

Es ahí, delante de unos alumnos que te clavan la mirada esperando que la verdad salga de tu boca, cuando te das cuenta de que te la tienes que ingeniar para que esta gente aprenda algo. Tanto los niños que vienen cansados del colegio y es el último lugar donde les apetecería estar, como los adultos que deciden pagar por tus clases en lugar de irse al pachinko, al cine o a tomarse unas cervezas.

Quien no sabe ver que esto es una responsabilidad muy grande es, sin duda, un mal profesor.

Kodansha Little

Kodansha Little es el nombre que reciben las escuelas de inglés de la compañía.

Mi trabajo principal en Japón, el que aporta más números a mi cuenta cada mes, es el de profesor de inglés para niños, que compagino con clases de español – en academia y privadas-  traducciones, testeo de video-juegos, pequeños trabajos audiovisuales y el blog, por supuesto.

La empresa en cuestión es Kodansha, una compañía que seguro habrás oído hablar de ella ya que no sólo edita libros en Japón sino que lo hace más allá de estas fronteras.

A raíz del éxito de las publicaciones de esta editorial, la marca se subió al carro de la enseñanza, inaugurando diferentes escuelas de inglés y de japonés para pequeños estudiantes, repartidas por todo el territorio nacional.

Si eres lector/a habitual del blog recordarás como conseguí este trabajo hace unos meses.

Como ya comenté en aquel post, el trabajo es un arubaito o lo que es lo mismo, trabajo a tiempo parcial o más concretamente, trabajo por horas. Este término es un poco engañoso, porque no es exactamente igual al nuestro. Puedes trabajar 10 horas al día de lunes a sábado y aún así estar haciendo arubaito.

En mi caso, me resulta bastante cómodo, ya que trabajo de 8 a 12 días al mes y se me paga la clase (40 o 50 minutos) a 2500 yenes.

Podría sobrevivir- con lo justo-  únicamente con este salario, así que con los otros curros que tengo por ahí me da para ahorrar un poco y hacerme con algún que otro capricho.

Uno de los inconvenientes, aunque para mí no es ningún problema, es el hecho de que no trabajo en una única escuela sino en diferentes. Normalmente, cuatro, repartidas en Osaka, y en las cercanías de Nara y Kyoto. Hay días que se hace un poco pesado porque me cuesta más de una hora llegar a ellas, pero aún así disfruto de mi tiempo en el tren y no me supone ningún gasto, ya que a final de mes se me devuelve el dinero que he invertido- de hecho algo más, porque ahorro algunos billetes de tren caminando un poco o utilizando la bicicleta.

La curiosidad es que todas las escuelas se encuentran dentro de centros comerciales, y esto viene muy bien cuando tengo horas muertas entre clase y clase.

Observando a la gente, se aprende mucho sobre esta cultura, sobre la cantidad de dinero que los padres han de invertir en la educación de sus hijos en este país, sobre como la vida de muchos japoneses gira en torno a las estaciones de tren o como las mujeres japonesas son verdaderas amas de casa, realizando prácticamente todas las tareas y responsabilidades que conlleva planificar una economía doméstica.

Centros comerciales como este.

Centros comerciales como éste.

¿Es Japón un país machista? Sí, aunque no lo quieran reconocer forma parte de su cultura, y en una cultura tan tradicionalista como la japonesa los cambios se producen muy lentamente. Y no me refiero al tema de las amas de casa, que puede ser algo más o menos natural y decisión de la mujer para poder tener más tiempo en el cuidado de sus hijos, sino a la situación laboral y a la forma de pensar de muchos japoneses varones. Algún día daré mi opinión sobre este tema.

Volviendo a las clases, se agrupan por colores, y van desde niños de un año de edad, acompañados por mamás, a niños de unos 12 años. La estructura de todas las clases es muy similar: calentamiento, conversación, fonética y números, libro de actividades. Entre bloque y bloque se incluyen diferentes juegos, canciones y bailes, especialmente dirigidos a los niños más pequeños. Al final de la clase, la profesora- siempre somos dos, sale de la clase, da las gracias a las madres que esperan a sus hijos y les explica detalladamente el contenido de la clase que acaban de recibir.

Sinceramente, dudo que los niños aprendan mucho inglés en estas clases, pero lo que es indudable es que les viene bien para acostumbrar el oído a un idioma diferente, salir un poco de sus rutinas, conocer otras culturas y, aunque sea muy complicado, reducir los vicios que adquieren por culpa del japonés y la katakanarización -me he inventado el término- que hace de las palabras extranjeras. Por ejemplo: Lost es rosuto, little es ritoruball es booru , etcétera, etcétera.

No te vayas a pensar que los niños japoneses son todos buenos estudiantes o tienen una educación exquisita.

Sí que es verdad que hay niños – especialmente niñas- que ya empiezan a mostrar el comportamiento que la sociedad espera de ellas- ahí vuelvo al tema del machismo- niñas que con 7 u 8 años se muestran serviciales y atentas, maneras que seguramente han aprendido de su mamá y que no discutiría sino fuera porque los hombres- o niños- no las tienen ni se les espera que las tengan.

Por supuesto hay pequeños monstruos que no dudan en hacerme- o intentar hacerme- un kancho, que se suben por las mesas, gritan, lloran. Vamos lo normal.

Reconozco que pese a estos casos de niños cafeínicos, en general se comportan mucho mejor que los niños occidentales.

Después de tantas líneas leídas, te estarás preguntando el porqué del título: Yaki banana sensei.

Hace un par de meses, en una de las primeras clases que di, en una de las escuelas más «complicadas», cuando la profesora me presentó a la voz de we have a new teacher today, his name is David (hoy tenemos un nuevo profesor, se llama David) , inmediatamente se produjo un pequeño revuelo en el aula. Risas y gritos.

Primero fue un sonoro aka-chan, aka-chan (en japonés «bebé») cosa que me desconcertó totalmente.  Los niños más activos seguían proponiendo motes a grito pelao y tras el anterior aka-chan llegó banana, puntualizado por otro crío que añadió el citado yaki, yaki banana sensei. 

Me pasé toda la clase dándole vueltas al tema, pensando ya no sólo porque me llamaban bebé, sino porque no contentos con llamarme plátano habían añadido el a la plancha delante. Profesor plátano a la plancha.

Unos días más tarde, escuchándome a mí mismo decir mi nombre en inglés- deivid- llegué a la conclusión de que para estos niños, la fonología no era muy diferente a la de baby. Un misterio resuelto.

Quedaba todavía el enigma del plátano tostado, y tras hablar con la profesora de la escuela donde habían sucedido los hechos, di con la respuesta.

Resulta que otro de los profesores extranjeros que trabajaba de vez en cuando en esa escuela, Bernard, recibía cariñosamente el mote de banana por parte de los alumnos. Seguramente debido a la similitud de los dos nombres si se dicen deprisa y mal.

Si Bernard era banana y yo era yaki banana, la única explicación posible sería que él fuera mucho más blanco de piel que yo y para diferenciarnos hubieran añadido el adjetivo. Empecé a imaginarme a Bernard-sensei, rubio, con los ojos azules, el típico norteamericano de Utah que perfectamente encajaría en el perfil de mormón.

La sorpresa llegó cuando vi una foto de Bernard en otra escuela.

Sí, era norteamericano, pero de Hawaii y de raza negra.

No siempre se puede entender a los niños…

 

  1. japangaijin

    «Yaki Banana sensei»… yo de ti no me preocuparía mucho por este apodo. Creo haberlo escuchado/leído en alguna parte, por lo que debe ser algo genérico entre los japoneses en edad infantil. Como en España «morenito».
    Yo creo que al ser extranjeros (menos yo) tenemos la cara más alargada que los japoneses (que suelen tenerla más redonda) por eso de los de «banana».

  2. Akasha83 (Viajar code: Verónica)

    Vaya tela con el mote jaja xD como dices, a veces no entendemos las asociaciones que hacen los crios…
    Bueno, aunque tengas algunos «revoltoso», y es obvio que te pillaran mas confianza y sufrirás sus rebeldías jeje en general, almenos por la calle y metro, los vi mucho mas respetuosos quelo sniños de aquí…aunque también es cierto, que lo aprenden y mimetizan de los padres…
    Yo aquí les haría un monumento a los profes :S

    Tengo curiodad por que escribas sobre el machismo. Que si bien, estoy de acuerdo contigo en quelo son (y mucho, todavía), creo que hay que recordar que no hace tantos años que se abrieron al mundo…Nuestra edad media queda mucho mas lejos (por hacer algún tipo de comprativa de épocas) y aunque hemos avanzado mucho, no podemos decir que hayamos acabado con el machismo.
    De hecho mi novio se sorprendió cuando supo la fecha del comienzo de la restauración…asociaba samurais a épocas mas lejanas jeje
    No hago la obsevación como defensa de su machismo (nunca es defendible), solo como analisis y comprativa entre sociedades y rapidez de evolución.
    No hace mucho, que en España las chicas no podían llevar pantalones o minifalda…

    Bueno lo dicho, me gustará ver tus reflexiones, como persona que lo vive mas de cerca día a día ^_^

    • Creativo en Japón

      Es un tema muy delicado… Es un machismo con muchos matices y particularidades, difícil de analizar y por supuesto, difícil de entender si se saca de contexto.
      A nivel superficial la sociedad japonesa es igual o incluso menos machista que la sociedad española, sociedad que califica a las mujeres de zorras, putas o demás sinónimos simplemente porque quieren disfrutar de sus relaciones sexuales, por no hablar de la violencia machista y otros comportamientos nefastos. En Japón hay mucha más libertad en estas capas superficiales y mucha más igualdad. Es en los temas grandes, la familia, el trabajo, las responsabilidades, donde todavía siguen predominando los valores tradicionales. Preguntas a un japonés y salvo que sea muy conservador te dirá que hay igualdad entre hombres y mujeres, pero rascas un poco con preguntas indirectas sobre el tema y descubres respuestas inocentemente machistas…

      A ver si un día me animo y doy mi opinión con un par de ejemplos…

      ¡Saludos y gracias por comentar!

      • Akasha83 (Viajar code: Verónica)

        Buen analisis y diferenciación 😉 es cierto que es a diferentes niveles.
        Con la profe de japonés a veces los hablamos, que se acaba de casar por que las familias ya les presionaban xD

        Saludos y te seguimos leyendo con interés ^_^

  3. Salva

    Empecé a leer el blog hace meses y me alegro de que con el matrimonio se te abran abierto oportunidades para encontrar trabajo, enhorabuena!
    Sobre lo de el sueldo no me ha quedado claro… porque la clase te sale a 20 euros? Es que me ha sorprendido lo de que con ese sueldo puedes aguantar un mes, será que das muchas clases no? Me he liado un poco… xD
    Referente al machismo tengo muchas ganas de que escribas, que parece que hay un rol predeterminado para la mujer es algo que puedes notar en el comportamiento de los personajes de ficción del anime pero claro, una observación desde Japón puede revelar y corregir muchas cosas.
    Y sobre los motes bueno, aún podrían haber sacado algo más ofensivo. Lo del pelo en los brazos tu no sé, pero de vello corporal tengo muchísimo, no sé como me llamarían (aunque para eso no hace falta irse a Japón)
    Saludos!

    • Creativo en Japón

      Gracias Salva 🙂

      Lo que pasa es que no cobro 20 euros, cobro 2500 yen… Aquí los precios están en yen, no en euros, si haces el cambio de divisas es trampa 😉

      Para que te hagas una idea, nosotros pagamos 60.000 yenes de alquiler, por lo que si dividimos los gastos entre dos necesitamos pagar unos 50.000 o 60.000 yenes cada uno- incluyendo luz, agua y gas, supermercado…

      Yo sólo con la escuela gano al mes de 100.000 a 120.000 yenes, a los que hay que sumar clases de español ( desde 2500 a 3500 yenes, unas 6 o 7 al mes) , testeo de videojuegos y traducciones, y algún bolo audiovisual que me sale por ahí ¿Te salen los números ahora? 😀

      Antes de hablar sobre un tema tan complicado como el machismo quiero recopilar más información y testimonios, para no pecar de superficial…

      ¡Saludos!

  4. coca

    Ay los niños!!! Ja, ja, ja, creo que en Japón y en otros paises son tremendos, ja, ja, ja.¨pero hay que tomarlo por el lado amable y sobrellevarlos, que seguro a los maestros japoneses también les han puesto apodo.

    Me ha gustado el post, y mucho animo con las clases!!!

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