Siempre me ha llamado la atención el uso de los «jingles» (con origen radiofónico, las cancioncillas utilizadas en los anuncios: «yo soy aquel negrito del África tropical o Vuelve a casa vuelveeeee, por ejemplo) en Japón y la importancia que se les da.

Tanto si estás esperando el tren en la estación como si estás dentro de un centro comercial (Bic Camera, Yodobashi, Don Quijote, Labi… ) esas canciones puñeteras, pero tan entrañables se te pegarán al cerebro y estarás tarareándolas todo el santo día.

Cada dos por tres le digo a mi mujer: Asami, Japón es el país del LocoRoco, no te olvides…

Ya no me sorprende ir por una gran avenida escuchando melodías diferentes cada medio minuto o estar en casa solo y encontrarme a mi mismo haciendo el payaso con una de esas piezas musicales, pero, de vez en cuando me pilla alguna por sorpresa y me entra la risa floja.

Porque, no me digas que si estás en el super mirando las berenjenas y los champiñones y, de repente, suena la canción de Doraemon versión sala de espera (u ascensor de edificio de oficinas) no se te escapa al menos una sonrisa…

No me reprochéis demasiado la calidad del audio y la falta de imágenes, pensé que era más bonito grabar únicamente el audio y no despistar con imágenes de mala calidad. Está grabado con un iPhone 4.

Imagínate en Mercadona y que de repente te pongan, yo que sé, la abeja Maya, pues también rayaría un poco, ¿no?

Sintonía de Doraemon en un supermercado japonés from Creativo en Japón on Vimeo.

Por cierto, curioso que en Japón sí que tienen en cuenta a la mujer como consumidora potencial de cerveza (al menos Sapporo lo hace), no como en otros países donde sólo se asocia al fútbol (sea del nuestro o del norteamericano), a los colegas de la muerte o a la aventura de ligarte a varias titis en tu viaje veraniego.

Pues esto ha sido todo por hoy, simplemente quería compartir con vosotros la experiencia sonora que viví ayer.

Volveré pronto con más parid… digo ¡artículos interesantísimos!